AtiCan
ATICAN nace de una promesa. Una ilusión.
¡Hola!
Mi nombre es Jennifer, y soy la fundadora, educadora, adiestradora y etóloga de ATICAN.
Desde que tengo uso de razón, mi vida siempre ha estado rodeada de todo tipo de animales, pero sobretodo de perros.
Aproximadamente a los catorce años, empecé a adiestrar a los perros que teníamos en casa, siendo algo que me gustaba, sobretodo al ver los resultados de mis inocentes esfuerzos. Así, año tras año, experiencia tras experiencia, me fui formando inconscientemente en el adiestramiento canino y, en cierta medida, en la etología canina.
Durante años me planteé realizar una formación reglada, con titulación, pero eso fue quedando "para más adelante" hasta que un buen día decidí que aquello que llevaba años haciendo, debía ser parte de mi vida a un modo más completo.
¿Por qué ATICAN?
Muchos se lo preguntan. Otros me lo preguntan.
¿Por qué ATICAN? ¿Por qué no otro nombre?
Durante toda mi vida han pasado perros maravillosos que se han ganado un rincón en mi memoria y en mi corazón, pero en el año 2008 apareció en mi vida una perra que fue muy importante para mí.
Athenea, Ati para los amigos, era mi ojito derecho.
Ati era una Bóxer que me regaló una amiga (¡gracias Noe!) y a la que cuidé, eduqué y adiestré tan bien como pude. Era una perra cariñosa, familiar, obediente, siempre dispuesta a aprender cualquier cosa nueva que se le enseñara. Para mi, una perra cien. Un referente en cuanto a educación y adiestramiento.
Por injusticias de la vida, Ati nos dejó en 2012 con cuatro años de edad debido a un tumor cerebral y le prometí, me prometí, tenerla siempre presente en todos mis proyectos.
Así ha nacido ATICAN.
De una promesa. De una ilusión.

Adiestramiento en positivo
En ATICAN tratamos a los perros con respeto, sin perder una relación jerárquica que vela por un buen estado psicológico del animal y una buena convivencia en el hogar.
El adiestramiento aplicado es en positivo, reforzando las buenas acciones y no castigando las malas. Un proceso un poco más largo y laborioso, pero con un resultado óptimo que el perro aceptará a lo largo de su vida.
Someter a un perro para que haga algo no le convierte en un perro adecuadamente adiestrado, sino que responderá a las órdenes para no recibir el castigo si no lo hace. Con el adiestramiento en positivo el perro querrá ejecutar las órdenes con alegría y creará un fuerte vínculo con su cuidador.
